domingo, 14 de julio de 2013

¡Un siglo, no es nada!



Ya estamos a las puertas de un siglo de aquel día del año 1914  en que la Familia Paulina, veía la luz del mundo, desde la  ciudad piamontesa  de Alba, (Italia).  Zona, de fuerte característica rural, rostros con surcos marcados por el sol y el frío, manos fuertes para mantener a los numerosos niños que coronaba a los matrimonios del lugar. Sí, allí nacía una nueva familia religiosa, de la mano de un curita enfermizo, pero de mirada penetrante y horizontes amplios, el beato P. Santiago Alberione, este gran profeta que por allá en 1900 ya veía el horizonte de los nuevos areópagos, los Medios de la Comunicación Social. No tengo dudas que  la gran Familia Paulina nace de las manos del Dios rico de amor, como el agua de las cataratas que brota a raudales saltando de aquí o allá, eso es lo que siento al mirar el camino de las Paulinas, Paulinos, Discípulas, Pastorcitas, Apostolinas.  ¡Cuánto ese árbol ha extendido sus ramas plantado en varias países de todos los continentes! ¡También los numerosos  Institutos Agregados, como las Anunciatinas, Gabrielinos, Santa Familia, Jesús Sacerdote y los/las Cooperadores/Cooperadoras! ¡Qué bello ver ante Jesús Eucaristía, Camino, Verdad y Vida, estos diez ramilletes de vocaciones en la Iglesia, mujeres y varones, llamados, a  la Evangelización con los Medios de la Comunicación Social!  Las primeras Religiosas y  Religiosos, parafraseando al profeta Samuel, apenas casi dejan de ser amamantados, ya están sirviendo al Señor. Así fueron nuestros inicios, niñas y niños de 10, 11, 12 ó 15 años felices desgranaban el Rosario haciendo parte de la “Escuela Tipográfica Pequeño Obrero” o del “Taller Femenino”. Jóvenes con tan solo su valija y el pasaje de ida  en mano, cruzaban los mares, y fronteras con la fuerza de la fe y el ansia apostólica paulina les hacía sentir  como suya la experiencia de Pablo: “¡Ay de mí, si no evangelizo!”

Cien Años, Tiempo de Gracias…

Levantando mi mirada hago memoria en el contexto eclesial,  que estamos viviendo el año dedicado a  la fe,  el Sínodo sobre la nueva evangelización que ciertamente nos invita a fortalecer el Sínodo sobre la Palabra, tan importante para el apostolado paulino. Todos estos acontecimientos, nos  invitan a una auténtica y renovada conversión al  Señor, para extraer el agua desde nuestro propio pozo. Un año de gracias porque estamos caminado por el trienio de preparación al centenario de la Familia Paulina en 2014 y agradecer y celebrar el quincuagésimo aniversario de la muerte de Hermana Tecla Merlo, esta mujer que puso mucho abono en el inicio del gran árbol de la Familia Paulina.

Tiempo de gracias, porque también estamos caminando hacia el centenario de las Hijas de San Pablo, año 2015, en este acontecimiento somos invitadas a celebrar, confesar y agradecer la fe en Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida,  por tantas riquezas recibidas en todos estos años por cada paulina.

Este centenario también nos encuentra celebrando nuestro 10º Capítulo General de las Hijas de San Pablo en Roma Italia, con el lema: “Creemos por eso hablamos”.  Y el momento histórico que hemos  vivido los cristianos y no cristianos del mundo entero, con la renuncia del papa Benedicto XVI. Ciertamente es un momento muy especial y desafiante para la Iglesia y donde nosotras Paulinas y Paulinos, también tenemos un desafío  de estar atentos a los signos y acontecimientos de este momento.

Un tiempo de gracias con la llegada del papa Francisco, un huracán de novedad y signos que evangelizan por sí mismos. Día a día este profeta de este tiempo que sorprende a cada cristiano y no cristiano con alegría y esperanza, hasta el llanto. Como obispo de Roma, anima, renueva y evangeliza al mundo entero. A nosotros Familia Paulina, nos invita a “salir a la calle”. Estas palabras del papa Francisco, me resuenan en el corazón y me trae a la memoria las palabras de nuestro fundador el beato P. Santiago Alberione: “Si la gente ya no viene a la Iglesia, la Iglesia debe ir a la gente”.  Por eso estos cien años, es un tiempo de gracias,  por eso me atrevo a decir es nuestro tiempo, tiempo de centrar nuestra mirada en Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida, de relanzar la semilla de la vocación y misión paulina, de evangelizar con los Medios de la Comunicación Social.

Camino de fe

Siento  que más que un punto de llegada, nuestro centenario, es un punto de partida. Es un momento donde somos invitadas a una  escucha y discernimiento, porque las Hijas de San Pablo en este contexto del centenario tenemos que hacer posible el sueño de nuestro fundador: ser comunicadoras del Evangelio en la realidad de hoy.  Para esto necesitamos una mentalidad de cambio y junto a eso una adecuada preparación. Para mí, nuestra mirada debe estar en una formación integral. Lanzadas a la misión. Caminar y acompañar a los jóvenes acogiéndolos desde su realidad y nosotras integrándonos en ella.  Desarrollar una cultura de Pastoral Vocacional integrada a las varias pastorales. También es muy importante el valor del trabajo del laico, como parte de nuestra misión, potenciando cada día más, su aporte como colaborador de Paulinas  para el Evangelio.  

Necesitamos crecer siempre, para eso: mejor organización .Estoy convencida que nuestra congregación es una obra de Dios; que la Familia Paulina es una obra de Dios. Por eso con nuestro lema para el próximo Capítulo General: “Creemos y por eso hablamos”  queremos decir que en el anuncio, somos llamadas a coparticipar de la fe y de la vida, a ejemplo del apóstol Pablo, el gran apóstol de la gente.

También sabemos cuán frágiles somos: “tesoro en vaso de arcilla”. Y a la vez constatamos la riqueza que hay en cada uno, por eso, este centenario nos encuentra llenos de esperanza. Esperanza en el horizonte actual  que nos proyecta como Iglesia, como vida consagrada, en la comunicación y en la misión con nuevos desafíos. Por eso, ante las palabras de Jesús: “la mies es mucha pero los operarios son pocos, pidan al Padre que envíe más obreros a su mies”, confiando en su palabra, pedimos por las vocaciones paulinas, que el Señor está llamando, aquí, en Paraguay donde la vida consagrada, plena de fe, vive una rica cercanía y unidad con el pueblo.

 Hna. Virginia Élida Romero hsp

Hna. Virginia Élida Romero. Religiosa consagrada de la Congregación Hijas de San Pablo. Actualmente desempeña el cargo de superiora de la comunidad en Paraguay y es miembro de la CONFERPAR, Conferencia de Religiosas de Paraguay, desempeñándose como responsable de la Pastoral Vocacional y la Comunicación.


1 comentario:

  1. He tenido el placer de conocer a Virginia en Bs.
    As.,ambas amigas de mucho tiempo del P.Hernan +,
    sigo siendolo hoy en que las dos estamos en Py.
    En este Anio de la Fe y con el Papa que Dios nos
    ha regalado, cada una sigue su camino de Fe.
    Si bien como ella dice "Un siglo no es nada", la
    Familia Paulina ha hecho mucho por la difusion
    del Evangelio, quedandole mucho por hacer. He dado en llamarlos "PREGONEROS DE LA FE".!!!!!!
    ETEL

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