Ya estamos a las puertas de un
siglo de aquel día del año 1914 en que
la Familia Paulina, veía la luz del mundo, desde la ciudad piamontesa de Alba, (Italia). Zona, de fuerte característica rural, rostros
con surcos marcados por el sol y el frío, manos fuertes para mantener a los
numerosos niños que coronaba a los matrimonios del lugar. Sí, allí nacía una
nueva familia religiosa, de la mano de un curita enfermizo, pero de mirada
penetrante y horizontes amplios, el beato P. Santiago Alberione, este gran profeta
que por allá en 1900 ya veía el horizonte de los nuevos areópagos, los Medios
de la Comunicación Social. No tengo dudas que
la gran Familia Paulina nace de las manos del Dios rico de amor, como el
agua de las cataratas que brota a raudales saltando de aquí o allá, eso es lo
que siento al mirar el camino de las Paulinas, Paulinos, Discípulas,
Pastorcitas, Apostolinas. ¡Cuánto ese
árbol ha extendido sus ramas plantado en varias países de todos los
continentes! ¡También los numerosos
Institutos Agregados, como las Anunciatinas, Gabrielinos, Santa Familia,
Jesús Sacerdote y los/las Cooperadores/Cooperadoras! ¡Qué bello ver ante Jesús
Eucaristía, Camino, Verdad y Vida, estos diez ramilletes de vocaciones en la
Iglesia, mujeres y varones, llamados, a
la Evangelización con los Medios de la Comunicación Social! Las primeras Religiosas y Religiosos, parafraseando al profeta Samuel,
apenas casi dejan de ser amamantados, ya están sirviendo al Señor. Así fueron
nuestros inicios, niñas y niños de 10, 11, 12 ó 15 años felices desgranaban el
Rosario haciendo parte de la “Escuela Tipográfica Pequeño Obrero” o del “Taller
Femenino”. Jóvenes con tan solo su valija y el pasaje de ida en mano, cruzaban los mares, y fronteras con
la fuerza de la fe y el ansia apostólica paulina les hacía sentir como suya la experiencia de Pablo: “¡Ay de
mí, si no evangelizo!”
Cien Años, Tiempo de Gracias…
Levantando mi mirada hago memoria
en el contexto eclesial, que estamos
viviendo el año dedicado a la fe, el Sínodo sobre la nueva evangelización que
ciertamente nos invita a fortalecer el Sínodo sobre la Palabra, tan importante
para el apostolado paulino. Todos estos acontecimientos, nos invitan a una auténtica y renovada conversión
al Señor, para extraer el agua desde
nuestro propio pozo. Un año de gracias porque estamos caminado por el trienio
de preparación al centenario de la Familia Paulina en 2014 y agradecer y
celebrar el quincuagésimo aniversario de la muerte de Hermana Tecla Merlo, esta
mujer que puso mucho abono en el inicio del gran árbol de la Familia Paulina.
Tiempo de gracias, porque también
estamos caminando hacia el centenario de las Hijas de San Pablo, año 2015, en
este acontecimiento somos invitadas a celebrar, confesar y agradecer la fe en
Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida,
por tantas riquezas recibidas en todos estos años por cada paulina.
Este centenario también nos
encuentra celebrando nuestro 10º Capítulo General de las Hijas de San Pablo en
Roma Italia, con el lema: “Creemos por eso hablamos”. Y el momento histórico que hemos vivido los cristianos y no cristianos del
mundo entero, con la renuncia del papa Benedicto XVI. Ciertamente es un momento
muy especial y desafiante para la Iglesia y donde nosotras Paulinas y Paulinos,
también tenemos un desafío de estar
atentos a los signos y acontecimientos de este momento.
Un tiempo de gracias con la
llegada del papa Francisco, un huracán de novedad y signos que evangelizan por
sí mismos. Día a día este profeta de este tiempo que sorprende a cada cristiano
y no cristiano con alegría y esperanza, hasta el llanto. Como obispo de Roma,
anima, renueva y evangeliza al mundo entero. A nosotros Familia Paulina, nos
invita a “salir a la calle”. Estas palabras del papa Francisco, me resuenan en
el corazón y me trae a la memoria las palabras de nuestro fundador el beato P.
Santiago Alberione: “Si la gente ya no viene a la Iglesia, la Iglesia debe ir a
la gente”. Por eso estos cien años, es
un tiempo de gracias, por eso me atrevo
a decir es nuestro tiempo, tiempo de centrar nuestra mirada en Cristo Maestro,
Camino, Verdad y Vida, de relanzar la semilla de la vocación y misión paulina,
de evangelizar con los Medios de la Comunicación Social.
Camino de fe
Siento que más que un punto de llegada, nuestro
centenario, es un punto de partida. Es un momento donde somos invitadas a
una escucha y discernimiento, porque las
Hijas de San Pablo en este contexto del centenario tenemos que hacer posible el
sueño de nuestro fundador: ser comunicadoras del Evangelio en la realidad de
hoy. Para esto necesitamos una
mentalidad de cambio y junto a eso una adecuada preparación. Para mí, nuestra
mirada debe estar en una formación integral. Lanzadas a la misión. Caminar y
acompañar a los jóvenes acogiéndolos desde su realidad y nosotras integrándonos
en ella. Desarrollar una cultura de
Pastoral Vocacional integrada a las varias pastorales. También es muy
importante el valor del trabajo del laico, como parte de nuestra misión,
potenciando cada día más, su aporte como colaborador de Paulinas para el Evangelio.
Necesitamos crecer siempre, para
eso: mejor organización .Estoy convencida que nuestra congregación es una obra
de Dios; que la Familia Paulina es una obra de Dios. Por eso con nuestro lema
para el próximo Capítulo General: “Creemos y por eso hablamos” queremos decir que en el anuncio, somos
llamadas a coparticipar de la fe y de la vida, a ejemplo del apóstol Pablo, el
gran apóstol de la gente.
También sabemos cuán frágiles
somos: “tesoro en vaso de arcilla”. Y a la vez constatamos la riqueza que hay
en cada uno, por eso, este centenario nos encuentra llenos de esperanza.
Esperanza en el horizonte actual que nos
proyecta como Iglesia, como vida consagrada, en la comunicación y en la misión
con nuevos desafíos. Por eso, ante las palabras de Jesús: “la mies es mucha
pero los operarios son pocos, pidan al Padre que envíe más obreros a su mies”,
confiando en su palabra, pedimos por las vocaciones paulinas, que el Señor está
llamando, aquí, en Paraguay donde la vida consagrada, plena de fe, vive una
rica cercanía y unidad con el pueblo.
Hna. Virginia Élida Romero hsp
Hna. Virginia Élida Romero. Religiosa consagrada de la Congregación Hijas
de San Pablo. Actualmente desempeña el cargo de superiora de la comunidad en
Paraguay y es miembro de la CONFERPAR, Conferencia de Religiosas de Paraguay,
desempeñándose como responsable de la Pastoral Vocacional y la Comunicación.
He tenido el placer de conocer a Virginia en Bs.
ResponderEliminarAs.,ambas amigas de mucho tiempo del P.Hernan +,
sigo siendolo hoy en que las dos estamos en Py.
En este Anio de la Fe y con el Papa que Dios nos
ha regalado, cada una sigue su camino de Fe.
Si bien como ella dice "Un siglo no es nada", la
Familia Paulina ha hecho mucho por la difusion
del Evangelio, quedandole mucho por hacer. He dado en llamarlos "PREGONEROS DE LA FE".!!!!!!
ETEL